8. La gestión económica y ambiental en el uso de los nuevos materiales

3. La sociedad de consumo

El Homo sapiens está presente en nuestro planeta desde hace unos 50.000 años. Durante la mayor parte de ese tiempo las generaciones se sucedieron sin que tuviesen otro medio de subsistencia que la caza y la recolección. Luego tuvo lugar la revolución del Neolítico, que propició la invención de la agricultura y la ganadería. Aunque desde entonces la humanidad experimentó algunos progresos científicos y técnicos y vio florecer brillantes civilizaciones, nada es comparable al descomunal salto tecnológico que tímidamente se inició en Europa Occidental y alcanzó su punto culminante durante el siglo XIX con la Revolución Industrial. Todos estos cambios se han producido en una minúscula fracción de tiempo si lo comparamos con los años que llevamos habitando este planeta.
La ideología capitalista puede resumirse en una sola frase: por mucho dinero que se gane siempre se querrá ganar más. El ser humano agudiza su ingenio solo cuando la necesidad le obliga a ello. Durante miles de años vivió de la caza y la recolección porque no sentía más necesidad que la de sobrevivir, y seguramente inventó la agricultura y la ganadería cuando estos medios escasearon. En Europa Occidental conseguir muchas riquezas se convirtió en una necesidad tan fuerte como alimentarse. Fue esta la espiral que facilitó la revolución industrial y el advenimiento de la sociedad de consumo.

3.1. ¿Desarrollo sostenido o desarrollo sostenible?

En el presente, asuntos como el cambio climático, la extinción de algunas especies o la superpoblación preocupan tanto a los políticos como a los ciudadanos. Después de mucho tiempo, son muchas voces que alarman sobre el destino de nuestro futuro. Pero de lo que no cabe duda es de que empezamos a tomar conciencia de los problemas a los que nos ha conducido la moderna economía de mercado, la globalización y el consumismo.
Toda propuesta de desarrollo sostenible pasa por renunciar a buena parte de nuestras comodidades, pero ello plantea serias dificultades: ¿cómo conseguir que todos acepten este sacrificio sin que algunos se aprovechen de él? y lo que es más difícil, ¿cómo hacerlo sin que nuestra frágil economía de mercado basada en el consumo desaforado se hunda? Ese es el reto al que nos enfrentamos en este nuevo siglo.

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